Este templo, cuyos restos aun se conservan en pie, en la falda de la sierra “El Morro”, desafiando a los siglos y a los elementos meteorológicos, es el más antiguo de la población, y fue construido en el siglo XV como templo parroquial.
Es una construcción de mampostería sin enlucir, con planta rectangular, de nave única, con tres tramos y cabecera cuadrangular con cubierta de crucería.
El edificio es de estilo gótico, con bóvedas de crucería granítica, y dos portadas de arco apuntado con alfiz, realizadas en ladrillo.
Su antigüedad lo hicieron merecedor, ya en el siglo XVIII, de que el Ayto. lo pusiera como uno de sus emblemas de su escudo.
Este templo dedicado al Espíritu Santo, al perder su categoría de parroquia, por alzarse una nueva en un lugar más propicio para los vecinos (la actual Iglesia de la Purísima Concepción), pasó a ser una simple ermita, que al iniciarse el siglo XVIII perdería su advocación, pues fue dedicada a S. Blas. (Su devoción tomó un extraordinario auge en España, durante los siglo XV y XVI).
A pesar de que el templo pasó a ser denominado de San Blas, el pueblo lo siguió llamando del Espiritu Santo.
En 1820 se convierte en cementerio parroquial, clausurándose en 1918, cuando se construyó el actual cementerio municipal. De ahí el nombre con el que los vecinos de Oliva lo conocen: “El Cementerio Viejo”
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