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3.3.2.Palacio La Zapatera




La Casa-Palacio de los condes de la Oliva, conocido como el Palacio de la Zapatera, se enclava a las afueras de la localidad, en la carretera de Oliva a Villagonzalo (EX336, km 7), sobre un atractivo paraje conocido como La Zapatera, aproximadamente a unos 3 km. de la población y cuya arquitectura de reminiscencias medievalistas se asemeja a la no lejana de Las Poyatas (en el término de Palomas).
Se supone que fue construido por los condes de Torres-Cabrera a finales del siglo XIX o principios del s. XX.
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La  misma  familia  que  la  mandó  construir,  poseyó  también  una  enorme  casa  dentro  del núcleo urbano,  de amplias  dimensiones,  dos  plantas  y  escudo  en  uno  de  los  laterales  sobre  el  que  se remata  con  una  espadaña  de  corte  clasicista.  Su  estado  de  conservación  es algo lamentable.

 



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La  entrada  principal  al Palacio se  realiza  a  través  de  una  gran  portada,  una  mezcla de  torreones  y  arco  de  triunfo,  con  tres  accesos.  Está  formada  por  dos  grandes cuerpos  laterales  donde  se  sitúan  dos  de  las  puertas,  con  arcos  escarzanos,  rematados  por  un  cuerpo  superior  al  que  se  puede  subir  desde  la  parte  trasera,  almenado y  decorado  con  sendos  escudos  de  propiedad  en  las  esquinas  interiores.  El  centro queda  abierto arquitectónicamente  aunque  se  cierra,  al  igual  que  sus  semejantes, con  sencillas  verjas  de  forja.


El  estilo  de  carácter  casi  defensivo  continúa  en  todo  el  perímetro  de  la  finca ya  que  la  recorre  un  alto  muro  almenado,  como  si  fuese  una  muralla,  y  que  se  va decorando principalmente en sus esquinas con los mismos escudos de la familia que lo  mandó  construir.


En  uno  de  los  rincones  del  amplio  terreno  amurallado  localizamos  una  zona, próxima  a  la  carretera,  que  posee  una  riqueza  estética  interesante.  Se  trata,  entre otros  espacios,  de  unas  torres  almenadas  que  recuerdan  a  algunas  almohades  extremeñas  y  cuyas  ventanas,  con  arcos  de  medio  punto  están anuladas y que posiblemente fuera un palomar.
Cerca,  el  acceso  a  los  corrales  y  espacios  para  el  albergue  de ganado  también  queda  decorado  con  puertas  de  carácter  fuerte  y  con  los  mismos escudos.
El núcleo principal se organiza siguiendo una planta cercana al cuadrado donde se  sitúa  la  vivienda  y,  en  su  parte  trasera,  la  capilla  y  otras  dependencias  secundarias.


Su  fachada  más  destacada  queda  configurada  mediante  un  torreón  central  con garitas en lo alto de sus esquinas y almenado al igual que todo el alero restante. El repertorio  de  vanos  es  bastante  extenso  encontrándonos  arcos  geminados  de  medio punto,  de  herradura,  deprimidos  rectilíneos  u  ojivales.  Todos  ellos,  recordando  la época  medieval,  se  contrastan  en  la  parte  superior  del  torreón  con  uno  adintelado que  se  decora  con  un  frontón  triangular  y  pilastras  adosadas  al  modo  clásico  así como  ventanas  de  medio  punto  potenciando  esta  forma  con  otra  moldura  doble idéntica  sobre  su  trasdós.
La  cornisa,  por  su  parte,  sobresale  en  todo  el  edificio  y  es  sujetada  decorativamente por ménsulas que recuerdan los modillones de estilo islámicos. La rejería es de muy buena calidad, con repertorio vegetal y geométrico, donde aparecen escudos con las armas de los apellidos Torres Cabrera.


Estos elementos heráldicos pueden verse igualmente,  además  de  todos  los  lugares  ya  señalados, en  las  grandes  almenas  de las esquinas de la fachada principal, situándose en una de ellas una veleta decorada con  los  puntos  cardinales  y  en  la  que  puede  leerse  la  fecha  1908.
A  pesar  de  que  se  señala  como  vemos  una  cronología  de  comienzos  del Siglo XX,  ya en 1893 en el Registro  Fiscal  de  Edificios  y  Solares de  Oliva  de  Mérida existió un «Cortijo de las Zapateras» y  otro  «Cortijo  del  Cercón  Las  Zapateras»,  ambos  propiedad  de  D.  Miguel Torres Cabrera, vecino de  dicha  villa,  con  una  renta  anual  de  16  pesetas  cada uno. Al mismo señor le pertenecieron también el Cortijo de Aguas del Rey y la mitad de  la  Casa  de Vista Alegre que compartía  con  D.ª Amalia  Golfín Villalobos.
Siguiendo  con  la  descripción  del  inmueble,  diremos  que  la  capilla  se  ubica  en  la parte  trasera  del  conjunto,  accediéndose  desde  el  exterior  gracias  a  un  pequeño  vano con arco de medio punto, existiendo otra entrada privada desde el interior. Su aspecto externo es bastante sobrio ya que no se decoran  prácticamente  sus  fachadas. 
En  este sentido sólo destaca una sencilla ventana ojival en su plana cabecera y otra de medio punto dispuesta para dar luz al interior desde su fachada lateral, ambas cubiertas con vidrieras de colores donde se representan distintos santos. Lo más curioso es la existencia  de  un  arco  ojival  en  la  esquina  a  modo  de  hornacina  que  puede  verse  desde las dos  fachadas  exteriores  donde  probablemente  existió  alguna  imagen  religiosa. Por último, decir que  se  cubre  a  dos  aguas  y  la  cabecera  está  rematada,  al  igual  que el  resto  del  palacete,  por  almenas,  aunque  son  éstas  más  toscas,  y  una  cruz  sobre  el Sagrado  Corazón  que  sirve  igualmente  de  veleta  en  esta  parte  dedicada  al  culto.
Queda todo el conjunto dentro de un espacio natural, que busca un lugar idílico, detrás del que tuvo que estar una importante labor de jardinería. Diferentes especies de árboles, arbustos, flores y demás juegan entre sí formando espacios para el descanso y recreo de  sus  dueños  e  invitados. y  a  ello  le  acompañan  bancos  decorados  artísticamente con  conchas  y  pequeñas  piedras  incrustadas,  así  como  un  lago  de  forma  irregular, que  se  extiende  hacia  la  parte  trasera  de  la  vivienda  buscando  su  lugar  entre  las plantas  que  lo  rodean.  Fue  diseñado  artificialmente  y  para  ello  se  dispuso  de  una interesante  red  de  canalización  tanto  a  nivel  del  suelo  como  elevada,  mediante  un sistema  de  arquerías  a  modo  de  acueducto.
Terminaremos  diciendo  que  su  conservación  no  es  la  que  deseáramos  para  tal inmueble  debido  a  su  gran  calidad  artística  e  importancia  histórica,  que  hacen  de este ejemplo un caso singular en la Baja Extremadura sumándose a otras destacadas construcciones  semejantes  de  carácter  urbano  e  incluso  superándolas  en  su  época.

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